Observo la luna inmensa, hermosa y radiante; sin compañía y tan semejante. Hermana mía platico contigo y hasta te pido consejos.
Toma el rumbo de las mentes inmortales, que enseñen el camino en tu soledad; compartamos juntos el mismo sentimiento árido y frío que observan de la tierra, conservemos el calor de nuestros corazones para los dos. Aprendí amarte como parte de mí, con la obsesión de darte la esencia fruto de mi existencia, que me cobija cada día.
¿Crees que valga la pena vivir solo tú y yo?
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